lunes, 26 de mayo de 2008

Mi doble moral

No creo en los blogs.

Sé que es un mal comienzo para uno, pero es así. De la noche a la mañana las opiniones y vivencias de millones de internautas necesitaban ser lanzadas al mundo. Realmente era necesario que cualquiera pudiese leer “Mi Diario Secreto”? Hacía falta?

Como informático puedo entenderlo. No hacía falta pero podía hacerse. “No aportamos soluciones, creamos nuevas necesidades.” Bonito eslogan.

Lo cual crea la primera paradoja. Si no creo en ellos, por qué empiezo uno?

Podría contestar a esta pregunta pero,… maldita sea, soy informático. Si no aporto soluciones cuanto menos respuestas.

He de reconocer, eso sí, que buena parte de la culpa de este blog es de la tele. Corrijo. De los anuncios. Ellos me abrieron los ojos. Ellos me enseñaron una nueva forma de ser. La doble moral.

Qué importa que crea o no? Haz una cosa aunque pienses otra.

Os cuento:

Estaba tranquilamente malgastando horas de mi vida delante del televisor cuando aquel anuncio me sacó de mi letargo.

En él, sobre cuerpos tatuados, se iban enumerando los grandes logros de la humanidad. Una voz en off masculina me deleitaba con los grandes avances del mundo. “Hemos creado el teléfono, hemos inventado las vacunas,… Si hemos sido capaces de todo esto, como no íbamos a ser capaces de cuidar lo que más queremos.” Mientras en pantalla, sobre la palma de una mano había un dibujo del planeta Tierra. Repsol.

Quedé maravillado. Como se podía lograr tal nivel sublime de doble moral, de caradura y de falta de escrúpulos? Esto solo podía ser obra de un genio o de un loco. O de un cruce extraño entre ambos.

Una de las mayores empresas contaminantes del mundo me estaba vendiendo la moto de que a ellos lo que más les preocupaba era nuestro planeta y su salud.

Me sentí avergonzado. Años y años juzgándolos mal. Pensando que explotaban los recursos del planeta sin importarles nada, pisoteando derechos humanos de tribus indígenas, contaminando los mares, robándome con tarifas pactadas entre compañías y subidas desorbitadas. Y ellos lo hacían por mi bien. Dudé un segundo del simbolismo de la última imagen del anuncio. La palma sobre la que está dibujado el planeta Tierra se va cerrando lentamente hasta aplastarlo. Estrujándolo tal vez? No, no podía ser. Residuos de mi mala conciencia que me hacía ver cosas que no son.

Pero apenas pude superar mi bochorno por mi falta de fe cuando otra joya se proyectaba en mi televisor. Una niña le decía a sus padres que quería tener un hijo, otro quería tener 5, otro niño con un megáfono gritaba que quería un futuro mejor para sus hijos, querían crear un mundo mejor. Y de ello se encargaba Endesa.

Estaba extasiado. Al fin comprendí al pobre Stendhal. Necesitaba salir y propagar la buena nueva al mundo. Cambio climático? JA. Repsol y Endesa estaban ahí para defenderme.

Pero justo en ese momento de cuasi-orgásmico éxtasis, mi tele me habló. No era mi tele en realidad (loco si pero no tanto), sino la alegre chica de Mediamarkt, que como no es tonta, ahora desde BBVA me daba la enhorabuena por tener mi propio piso. Ahora era muy fácil y el BBVA te lo ponía a huevo si eras joven y Blue.

Aunque al final del anuncio con cara y tono burlón, la alegre chica me avergonzó al recordarme que aun vivo en casa de mis padres y me mandó saludos para ellos.

Toda mi gozo en un pozo. Mi orgasmo convertido en coitus interruptus. Me avergoncé de no ser ni siquiera mileurista, de no poder permitirme mi propio piso y vivir con mis padres, de no ser nadie en la vida.

Joven y Blue.

Joven? Vivo en el extraño limbo de los 30 años que te dejan la incertidumbre de si aún eres joven o empiezas a ser mayor.

Blue? Azul. El color anterior al morado cuando te asfixias. Cuando te asfixias por no llegar a fin de mes, por no pagar la letra del coche, por no poder ir a cenar con tu novia, por creer que antes llegará la independencia de Cataluña que la tuya propia.

Y ahí estaba yo. Abatido y confuso. Las petroleras y eléctricas cuidando la salud del mundo, mi banco riéndose de mí por no haberme comprado un piso y Constantino Romero recomendándome un colchón Lo Mónaco para dormir, tal vez soñar…

Que importa pues, que escriba un blog aunque no crea en ellos. Si al mundo no le importa la doble moral no seré yo quien lance la primera piedra.

Paradojas de la vida.

Repsol:

Endesa:

BBVA:


1 comentario:

Unknown dijo...

Acabas de destrozar mis dos anuncios favoritos... pero tienes razón. La verdad es que la publicidad tiene una doble moral siempre, los politicos... (4 o 5) y todos... incluso el carnicero. Tendremos que empezar a pensar por nosotros mismos.

Me gusta "Tu Doble Moral"...

:D